Diario El País de Madrid
El sacerdote Miguel Pajares, de 75 años, repatriado el 7 de agosto desde Liberia para ser tratado en el hospital Carlos III de Madrid del ébola que padecía, murió este martes a las 9.28 a causa del virus, del que se contagió mientras trabajaba en un hospital de Monrovia. Su cuerpo fue incinerado en el tanatorio de Collado Villalba (Madrid) mientras en su pueblo de origen, el pequeño municipio de 500 habitantes de La Iglesuela (Toledo), se decretaban tres días de luto por su fallecimiento.
El cadáver de la primera persona que muere en Europa por ébola tras el brote desatado el pasado marzo fue sellado e incinerado pocas horas después del fallecimiento. No se le realizó autopsia porque los protocolos de bioseguridad lo prohíben para evitar el riesgo de contagio. A las dos de la tarde, un coche fúnebre abandonó el hospital, que el miércoles había sido vaciado de pacientes para acoger al religioso y a la hermana Juliana Bonoha Bohé.
La misionera, de nacionalidad española, había sido repatriada con el sacerdote desde Monrovia (Liberia) y dio negativo en la prueba que le hizo el centro al llegar. No obstante, sigue en observación y aislada a la espera de nuevos controles.
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