Castigo al bipartidismo ante el peor PSOE de su historia y un PP que gana pero sufre
Los dos partidos mayoritarios no logran sumar juntos ni la mitad de los votos, lo que deja la tarta electoral más multicolor de la democracia
Por M. Ruíz Castro - Diario ABC de Madrid
Lo decía Elena Valenciano, candidata del PSOE, nada más conocerse los datos de escrutinio de la cita electoral que los partidos españoles tuvieron anoche en Europa. «Es un resultado duro y difícil para el partido socialista».El peor de su historia. Pero la victoria, prevista, del Partido Popular también deja un sabor amargo. Los populares pierden ocho parlamentarios con respecto a 2009, lo que sitúa a los dos grandes partidos nacionales en un momento difícil y se traduce en un fuerte castigo para el bipartidismo: por primera vez en democracia, juntos no recaban ni la mitad de los votos (49,7%), frente al 80% que sumaban en 2009.
No hubo balcón en Génova ni ovación en Ferraz. La alternancia de gobierno que ha reinado históricamente en la democracia española ha visto más que nunca peligrar su corona. Aunque los candidatos de PP y PSOE se han preocupado en campaña de pedir el voto e intentar enfrentar la abstención —la que creían que sería su gran enemiga estos comicios— una participación incluso ligeramente superior a la de 2009 (45,86% frente a 44,9%) no ha evitado el descalabro. Hasta 5,3 millones de españoles han dejado de confiar en los dos grandes partidos, de forma que la tarta electoral pierde cada vez más rojo y azul y empieza a teñirse multicolor. PP y PSOE han acusado la crisis, ya sea la general o la suya propia. Y los minoritarios aprovechan la debacle para meter un mordisco, más o menos sustancioso, a la tarta.
El difícil momento por el que atravesaba el partido del Gobierno —que, como recordaba la secretaria general María Dolores de Cospedal en rueda de prensa tras los resultados, había tomado «medidas impopulares» para gestionar la crisis— se ve salvado con esta nueva victoria. Mariano Rajoy recibe un aviso de los españoles, pero sigue siendo el capitán al que confían el timón del barco. «Es una buena noticia», aseguraba Cospedal, ante un resultado que supone que los ciudadanos siguen confiando en la gestión que de la crisis ha hecho el PP. Al menos más de lo que confían en el resto de formaciones políticas.
El caso del PSOE es más sintomático. Si desde 2008, última ocasión en que venció en unos comicios, sufre una enfermedad de pérdida de confianza, esta nueva cita con las urnas parece dejar claro que es una enfermedad terminal. Al PSOE se le han ido más de dos millones y medio de votos por el desagüe de la crisis económica y el descrédito (de un 38,78% de los votos de 2004 pasa a un 23%). El rojo socialista que pintaba a la izquierda española se destiñe, y el auge de nuevas formaciones que le muerden votos no dejan al PSOE levantar cabeza, ni siquiera tres años después de que su última gestión política lo enfermara. El PSOE pierde izquierda, pese a una campaña centrada en cuestiones ideológicas como la reforma del aborto o la igualdad de la mujer que poco o nada tenían que ver con Europa. O precisamente por ello.
Izquierda Unida y Podemos —la gran sorpresa de los comicios— sacan tajada del hundimiento socialista, situándose como tercera y cuarta fuerza española en la Eurocámara, para disgusto de UPyD. 2,7 millones de electores dieron su confianza a la izquierda más escorada. IU triplicó escaños (seis diputados y un 10% de los votos, su segundo mejor resultado en unas europeas), y su victoria podría haber sido más fuerte de no ser por la irrupción del partido del profesor universitario Pablo Iglesias. Podemos se hizo con cinco escaños en su primer examen en las urnas, por delante incluso de UPyD, pese a que el partido de Rosa Díez también tenía motivos para celebrar —pasó de una a cuatro actas—.
Entre las numerosas fuerzas nuevas que nacieron antes de estos comicios también hay «derrotados». Es el caso de Vox, con el que Alejo Vidal-Quadras pretendía arrancar votos al PP. Sí consigue rasparle 245.000 papeletas, pero no logra escaño, pese a contar entre sus filas con rostros tan conocidos como el de Ortega Lara o Santiago Abascal. De poco sirvieron también al polémico juez Elpidio Silva su fama y relevancia mediática. Movimiento Red, el partido que lidera, no estará en Estrasburgo, con poco más de 100.000 votos. Más éxito ha tenido Primavera Europea, que se ha hecho con un escaño, el primero en Europa para los «verdes». La coalición liderada por Compromís, Equo y Chunta Aragonesista logra casi 300.000 votos.
Y si hay otros «vencedores y vencidos» en clave nacional de estos comicios hay que moverse hasta Cataluña. Desde la Transición no ocurría que ERC se hiciera con la victoria en las urnas. Logró un 23,6% de los votos, frente al 14,4% de 2009. Pero no fue solo al partido del presidente catalán, Artur Mas, al que los independentistas arañaron votos —CiU sigue como segunda fuerza y pierde un 0,6% de papeletas frente a 2009—. La gran debacle la sufrió el PSC, ganador en 2009, que pierde la mitad de los votos y se sitúa como tercera fuerza en Cataluña (logra un 14,2% de votos, un 21,8% menos que en la cita anterior con las urnas).
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